Ahí estaba yo, un viernes a las 5 de la tarde en una galería de arte
en el DF y en la misma sala; el tiburón, el tan temido animal que
había visto en una revista hacía 7 u 8 meses, ahí estábamos los 2,
los 3 con Cristina.
Y es que lo que pasa es que recuerdo claramente el momento en que
me lo encontré en aquella publicación, en que pensé -jamás veré a
este tiburón no hay manera de que nos encontremos- él estaba en Nueva York
yo estaba en México.
El pasado viernes estábamos ya en el mismo lugar, en la misma sala,
todo por un cambio de planes –te llevaré a otro lado- dijo
-te gustará- dijo. Y si, me gustó, me sorprendió ver esa pieza titulada
The wrath of God Terror is beauty (La ira de Dios El terror es belleza)
enfrente de mi, yo viendo el tiburón. El tiburón viéndome a mí a pesar de mi fobia por los escualos, y una mezcla de miedo y de gran emoción me invadió.
La vida es así, aparece, surge, un día en el lugar menos esperado… sucede.